Capítulo 32
Capítulo 32
César eligió una corbata oscura antes de salir del vestuario.
Celia, por fin sola, se apoyó contra el armario y suspiró aliviada.
“Incluso si se llega a enterar de mi verdadera intención, no le importará, ¿no es así?”, pensó ella.
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Por la mañana, al llegar a la clínica, Sira percibió un ambiente tenso. Varias enfermeras estaban cuchicheando a sus espaldas. Después de acercarse, captó algunos fragmentos de la conversación.
-¿Resulta que la caída de Sira fue un teatro dirigido y actuado por ella misma? Pobre Celia, cayó en su trampa…
-Pero con el señor Herrera de su lado, ¿qué puede hacer Celia? Ni modo que se defienda.
-Antes Sira incluso la acusó de haberle robado la pulsera. Seguro, eso también fue puro invento.
Antes de que la última enfermera pudiera terminar sus palabras, su compañera la interrumpió apresurada tapándole la boca. Al notar la presencia de Sira, las enfermeras se miraron muy avergonzadas. Ellas habían aceptado los regalos de Sira, pero ahora estaban hablando mal de ella…
Sira ocultó el rechazo en sus ojos y se acercó a la estación de enfermeras con una sonrisa, como si no hubiera escuchado nada al respecto.
-¿Qué vídeo es ese? También me interesa —les dijo.
Una de ellas, dudaba, y le pasó asustada su celular. Al ver la pantalla, las manos de Sira temblaron.
¿¡Por qué sucedió esto!? ¡Ese fragmento lo había borrado de las cámaras!
-¿Quién subió este vídeo? -preguntó, conteniendo el pánico que sentía.
-Uno de los directivos. Dijo que era para limpiar el nombre de Celia… -Las dos enfermeras le respondieron casi al instante, mirándose algo nerviosas.
Sira palideció. Directivos… Los directivos de la clínica tenían contactos con César. ¿Eso significaba que César también lo había visto? Ella había realizado el plan con sumo cuidado, ¿quién subió ese vídeo? De pronto, un nombre cruzó por su mente: Celia. ¡Esa zorra lo hizo!
Al mismo tiempo, en la oficina del director, Samuel también vio el vídeo. Tomó un sorbo de café mirando a Celia, mientras conversaba con ella con lástima.
-Sé que has sufrido demasiadas injusticias estos días. Quería retenerte, pero… -hizo una breve pausa, suspiró -. Con todo lo sucedido, tu decisión de trasladarte también me parece una buena opción.
El había obtenido el cargo de director con la ayuda de Valeria y Sira tenía el respaldo de César. Mientras ella trabajaba en la clínica, por más que confiara en Celia, sabía muy bien que era una batalla perdida.
-Mil gracias por su valioso apoyo -Celia le respondió con una sonrisa.
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Capítulo 32
Al regresar a su oficina, Celia no se sorprendió al encontrar a Sira esperándola.
-Doctora Núñez, ¿en qué puedo ayudarle? -le preguntó.
-Dame una explicación sobre lo del vídeo -la voz de Sira sonaba con cierta hostilidad.
Celia no se inmutó en lo absoluto. Sonrió frente a esa presión dada por parte de Sira.
-¿Por fin te cansaste de fingir?
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Sira apretó con rabia los puños.
-Celia, no esperaba que fueras tan terca. ¿Armaste todo esto por algo insignificante?
-Solo quiero limpiar mi nombre. Si no hice nada malo, ¿por qué debo pagar por tus mentiras? -Celia la miró serena-. ¿Solo porque tienes a César detrás de ti?
Al escuchar el nombre, la cara de Sira se ensombreció.
-Tienes algo oculto con César, ¿cierto? ¿Fuiste su amante estos años en mi ausencia? -Lo dijo en tono desafiante.
Su sarcasmo le causó cierta incomodidad a Celia. Sira confirmó sus pensamientos por su reacción.
-¡Lo sabía! Pero qué pena, he regresado al país. También lo has visto, cada vez que estoy a su lado, César fingía no conocerte. Deja de soñar con retener su corazón con tu cuerpo. Es una acción muy ridícula y graciosa. Él me amó durante diez años. Tú, eres solo un juguete, nunca te compararás con el vínculo que ha durado diez años
entre nosotros.
Diez años… Celia palideció cuando escuchó ese número. ¿El amor de César hacia Sira había durado diez años? Entonces, ¿qué significaba para él su acompañamiento durante la adolescencia?
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