Branding 23

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Capitulo 23 

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Theo se detuvo en el lugar de estacionamiento vacío y bajó del auto. Se acercó a Charlotte y la ayudó a salir. 

-Este es el estudio -señaló Theo hacia el edificio. 

Charlotte desvió su mirada hacia el estudio. El edificio blanco se mantenía erguido. Entraron al edificio y se encontraron con el personal. Básicamente fue una sesión de fotos de ropa para promocionar la nueva colección de la marca de moda de Theo. 

-¿Estás lista?-le preguntó Theo. 

Charlotte lo miró a través del espejo. -Me pregunto por qué no le preguntaste a Lisa. Su rostro es perfecto para tu marca -dijo mientras la maquilladora la maquillaba. 

Su pregunta provocó un destello de algo en sus ojos. Theo era un hombre de espíritu brillante. Solo unas pocas cosas pueden lograrlo y la mención de Lisa fue una de ellas. 

-Ella no está interesada en todo esto. Cuando estés lista, sal. Ya estamos listos respondió Theo antes de salir. 

-Empecemos -anunció el director. 

Charlotte estaba sentada en una silla mientras Theo estaba de pie junto a ella con el brazo sobre su silla. Dieron diferentes poses. 

-Perfecto -declaró el director. 

Charlotte regresó a la sala de maquillaje para probarse otro vestido. 

Una vez que terminó el rodaje, Charlotte regresó a la sala de maquillaje. Revisó su teléfono y sus ojos se abrieron en estado de shock cuando vio 16 llamadas perdidas de Cecilia. ¿Qué pasó? La aprensión hormigueó en la base de su columna. 

Confundida y preocupada, la llamó. Cecilia respondió la llamada con un solo timbre. Su voz rezumaba preocupación cuando le dijo que Nichelle se había resbalado por las escaleras. 

El rostro de Charlotte se puso pálido. -¿Como esta ella? -preguntó, todavía tambaleándose por la conmoción. 

-El médico ha atendido su herida, pero todavía está inconsciente -dijo Cecilia preocupada. 

-Allí estaré -diciendo eso, Charlotte desconectó la llamada y salió. 

Ella le contó todo a Theo y él la llevó de regreso a la casa. 

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La casa estaba inquietantemente silenciosa. Ignorando el aura opresiva, se dirigió hacia la habitación de Nichelle junto con Theo. Su corazón latía rápidamente. La culpa se retorcía en la parte posterior de su cabeza. 

Le había prometido a Ares que cuidaría de Nichelle. Debe estar muy molesto. 

Como había dicho Cecilia, Nichelle todavía estaba inconsciente. Tenía una gasa doblada alrededor de la frente y sus brazos también habían sobrevivido a algunas heridas. Estaba cubierta con un edredón de cintura para abajo, por lo que no podía imaginarse si sus piernas también estaban heridas. 

La culpa se apoderó de Charlotte. 

La mujer se sentó a su lado en la cama y le tocó la frente. 

-¿Cómo ha ocurrido? -no le preguntó a nadie en particular. 

-Lo siento mucho. La dejaste a mi cargo y fallé. Estaba saltando escaleras abajo. Le dije que no, pero ella no me escuchó. Resbaló un escalón y cayó -explicó Cecilia en tono culpable. 

Charlotte no dijo nada y continuó acariciando su cabello. 

-Aléjate de ella -tronó una voz antes de que la pusieran bruscamente de pie. 

Sorprendida, levantó la vista y se encontró con un par de ojos llameantes. La furia que había en ellos era penetrante. El terror le quitó el aire de los pulmones. 

-¿La recuerdas ahora? -Ares gritó peligrosamente. 

Charlotte tragó secamente. -Ares… 

Antes de que pudiera completar fue arrinconada contra una pared. Sus ojos se volvieron con sorpresa y horror cuando Ares se acercó a ella, mirándola con el ceño fruncido. 

-Espero que este percance trivial no haya interrumpido tu jodido tiroteo -su voz llena de despecho. 

Charlotte sintió que un escalofrió le recorrió la espalda. -Yo…. 

Ares le golpeó su puño contra la pared, haciéndola callar de inmediato. Para su horror, él acercó su rostro. 

Charlotte se sintió acorralada y enjaulada. 

Ares era un hombre de físico enorme. Pero en este momento parecía una bestia en una cabaña con su pecho expandido y su hombro elevado. Las crestas de su sonrojado cuello 

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eran prominentes a la vista mientras respiraba entrecortadamente. Como un depredador salvaje, él se elevaba sobre ella y como ella era una presa, no podía hacer nada más que esperar a que él atacara. 

-Déjala, Ares -intervino Theo. 

Ares tenía toda su atención centrada en esta mujer encogida frente a él. Si pudiera, la habría quemado en un segundo sólo con su mirada. 

-Ese tiroteo fue más importante para ti que para mi hermana, ¿eh? Tanto es así que comprometiste su seguridad. Dime, ¿qué tenía de interesante esa maldita mierda de todos modos? ¿Qué hiciste allí? -preguntó Ares con la autoridad. Su mirada helada se clavó en la de ella. 

Charlotte estaba desconcertada por su pregunta. La pregunta fue inesperada y totalmente innecesaria. Por qué le importaba de qué se trataba el tiroteo. Pero él no le dio mucho tiempo para pensar en ello. 

-Joder, dime ¿¡qué hiciste!? -golpeó la pared una vez más, haciéndola saltar en su lugar. Una nota de impaciencia en su tono. Estaba furioso. 

-Fue sólo una sesión de fotos para su colección de ropa -Charlotte logro responder con tranquilidad. 

Ares no disminuyó su mirada, pero la vehemencia que nublaba sus rasgos disminuyó un poco. Se inclinó más cerca, con los ojos llameantes. 

-Qué decepción eres, Charlotte. Sólo una gran charla y nada. Debería haberlo sabido – gruñó y la miró con absoluta decepción. 

Charlotte se sintió desarmada por su resentimiento. 

-Apártate de mí vista -tiró de ella. Habría caído al suelo si no fuera por Theo, quien la atrapó a tiempo. 

-Piérdete -advirtió sin darse la vuelta. 

Charlotte sintió que las lágrimas le ardían los ojos mientras lo miraba con la visión borrosa y el corazón roto. 

-Vamos -Theo la sostuvo por los hombros. 

Charlotte no podía apartar los ojos de él mientras las lágrimas caían por sus ojos. Sus palabras siempre la apuñalaron donde más duele. Dejó que Theo le diera la vuelta. Charlotte apretó los puños antes de darse la vuelta. Sus ojos se entrecerraron ante las 

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manos de Theo que estaban sobre sus hombros. Este hombre se había pegado a ella como una sanguijuela. 

En la puerta, ella se volvió para mirarlo. Él estaba sentado donde ella estaba sentada no hace muchos momentos. Pasó suavemente los dedos por el cabello de Nichelle. Su expresión se suavizó mientras miraba a su hermana pequeña. 

Theo ayudó a Charlotte a bajar. Una vez en la sala de estar el la ayudo a sentarse en su silla 

de ruedas. 

-Gracias por ayudarme -agradeció suavemente controlando sus emociones-. Yo iré al bañó un momento -se escuso Charlotte y antes de que Theo pudiera decir algo, ella ya estaba empujando su silla de ruedas a dirección de su habitación. 

El hombre suspiró antes de volver a subir las escaleras. 

-Estabas fuera de tu línea, King. Ella no se merecía eso. -Theo entró en la habitación y le lanzó a Ares. 

Ares no se dio vuelta y siguió mirando por la ventana mientras tragaba su bebida. 

-Fuera -gritó Ares. 

-Actuaste como si ella fuera quien empujó a Nichelle escaleras abajo. Fue… 

Ares se giró y le lanzó un puñetazo en la mandíbula. Theo se tambaleó hacia atrás por la pura fuerza. 

-¿Tienes un deseo de morir? Sólo dilo porque puedo arreglarlo con seguridad -gruñó Ares mientras lo miraba fijamente. 

Theo se masajeó la mandíbula palpitante. Sabía que no debía enfrentarse a este infame señor de la mafia. Se estabilizó y dejó escapar un suspiro. Era más seguro ser la persona más grande aquí. 

Ares en ese momento era como una bomba esperando a estallar. Quería que Theo lo provocara para poder convertirlo en pulpa. Theo levantó las manos en señal de rendición. 

—Está bien, no estoy tratando de buscar pelea aquí, tipo duro. Pero parece que estás juzgando mal a Charlotte sh… 

Ante la mención de su nombre, Ares cargó hacia adelante como una bestia irritada y lo agarró con dureza por el cuello. Las olas de ira brotan de él en gruesas olas. 

-No te metas en mis asuntos internos. No me gustan las intromisiones no deseadas – advirtió Ares en su tono más mortífero. 

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Su nombre salió de su boca, lo que encendió su furia hasta el cielo. Le molestaba la afinidad en su tono con su núcleo n***o cuando tomó su nombre. Su preocupación por ella le irritaba los nervios. Le dio ganas de rasgarse la lengua y romperse las cuerdas vocales. Este hombre claramente estaba rogando que lo mataran. 

El enfrentamiento entre ellos duró un largo momento hasta que Ares finalmente lo soltó con un tirón. El hombre dominó sus rasgos, permitiendo que la máscara de indiferencia velara sus emociones y se dio la vuelta. Levantó el cigarrillo encendido con una mano mientras se metía la otra en el bolsillo. 

Theo, de pie detrás, continuó frunciendo el ceño ante su musculosa espalda. 

-Considérate advertido, Theo. La próxima vez repetiré con mis balas -exhaló una nube de humo. La advertencia en su tono tranquilo fue muy clara. 

-Suenas celoso, King. Si no lo supiera mejor, diría que estás celoso de tu esposa -escupió Theo enigmático. 

Ares apretó la mandíbula. ¿De qué hablaba este imbécil? ¿Por qué estaría celoso? 

-Pero claro, ese no puede ser el caso. No eres tú quien se retracta de tus palabras -la insinuación era obvia en el tono amable de Theo. Dicho esto, Theo se dio la vuelta y salió por 

la puerta. 

El suave clic de la puerta indicó su partida. 

Ares aplastó la cigarra abrasadora que tenía en la mano y la arrojó. Ese hijo de puta acaba de amenazarlo. 

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